Los mitos y leyendas de la selva peruana, nacen de las creencias, lengua, estilo de vida, visión sobre la vida, el universo, la naturaleza y el hombre. Estas historias son conocidas como mitos o leyendas, en este caso de la selva peruana. Hace algunos años se pensaba que la existencia de personas no contactadas de la selva peruana era un mito, sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que estos grupos humanos existen y debido a eso no serán mencionadas dentro de este artículo.

La Amazonía es bastante extensa y solo en Perú ocupa el 70% de su territorio. Atribuir los mitos y leyendas a toda el área de sería considerado un error, puesto que en su territorio viven más de 50 pueblos como los shipibo konibo, los matsiguengas, los ese eja, awajún, los bora, entre otros. Cada uno de ellos con su propia forma de ver la vida, con sus propias costumbres y con su propia lengua. Es entonces que generación tras generación se narran cientos de historias modificándose todas con el tiempo pero trayendo consigo el pensamiento y espíritu de aquellos que quedaron en el pasado.

A continuación, encontrarás algunos de los mitos y leyendas más famosos de esta hermosa e impresionante Amazonía.

Algunos mitos y leyendas de la selva peruana

1. El Paucar y la víbora

Esta es una de las leyendas de la selva peruana, la cual cuenta que tiempo atrás había un niño conocido como Páucar, era muy travieso, de lengua suelta (que quiere decir que solía hablar demasiado), además, también le gustaba reírse e imitar las voces de la gente del pueblo y siempre solían verlo con un pantalón de color oscuro y una camisa amarilla.

A Páucar se le ocurre un día engañar a la gente diciendo que la anciana que recién había llegado al pueblo era una bruja que él había visto volando sobre su escoba todos los viernes por la noche. La bruja era en realidad un hada mágica y que al enterarse de la mentira del niño decide convertirlo en un ave que llevaba los mismos colores de su ropa.

El hada no era tan mala como se pensaba, puesto que decidió dejarle aquella habilidad para imitar los sonidos de la gente o animales y además su inteligencia humana. También le volvió una vez transformado en una excelente ave arquitecta, puesto que podía construir nidos con pequeñas ramas llamados cubículos donde ponía sus huevos muy juntos.

Un día el Páucar observa como una víbora venía huyendo apresuradamente de un búho y águila que querían comerla, la víbora tenía que huir para poder seguir cazando y saciar su hambre puesto que la presencia de estos dos la había alejado de su zona tradicional de caza.

Muy hambrienta y necesitada de un descanso (puesto que venía huyendo por horas), decide dirigirse a los árboles buscando cobijo y comida. Observó un árbol alto de tallo blanco, perfecto para descansar si subía a la parte más alta y con un poco de esfuerzo la alcanzó. Aquí arriba ella se sentía muy segura así que decidió dormir un poco hasta la mañana siguiente donde buscarían comida.

Al despertar esa mañana se dio cuenta que habían muchos nidos con huevos de Páucar, brillantes huevos que eran acariciados por el sol, una delicia, un banquete en sus ojos. Al mirar más abajo se dio cuenta que también había un avispero donde las avispas eran incontable y volaban alrededor de su hogar para protegerlo, “es un riesgo necesario para poder disfrutar de tan delicioso manjar” pensó la víbora antes de decidirse atacar.

Sin hacer mucho ruido decide acercarse y con mucho cuidado empieza a subir y subir en dirección a los huevos pero de pronto escucha el sonido del águila y del búho y muy asustada resbala al interior del avispero. Las avispas nada amigables la picotearon en todas direcciones y la pobre víbora salió huyendo ondulante y a toda prisa.

Si tan solo hubiera mirado más arriba nuestra amiga la víbora hubiera notado que los sonidos los hizo el Páucar, quien ahora muy tranquilo se reía y sentía orgulloso por su excelente imitación. No se volvió a ver a la víbora por ese lugar durante mucho tiempo

2. La leyenda del delfín rosado

“Bufeoo” “Bufeo”, se escucha durante la noche en las aguas del río. Decenas de pescadores en sus lanchas y con preocupación buscan un rastro, un peculiar color rojizo en las oscuras aguas del río, alguna pista que les indique un camino, una ruta, una dirección que tomó aquel delfín que convertido en humano se llevó de la comunidad a una joven que ahora se encuentra desaparecida. Esto se debe a que los delfines rosados son considerados por los locales como animales de la selva mágicos.

La leyenda cuenta que cuando las fiestas llegan al poblado y cientos de vecinos arriban al pueblo para celebrar, se observa entre la multitud un hombre alto, apuesto y blanco, de apariencia extranjera, vistiendo prendas de color claro y un sombrero de paja, un encanto a primera vista y en los ojos de todas las mujeres, un hombre perfecto. Este visitante se mezclará entre la gente distraída por los festejos, buscando una chica a la cual seducir y que gracias a la dulzura de su lengua, de sus relatos sobre tierras remotas y sus historias maravillosas, no será tarea difícil.

Cuando la tarea está hecha y la joven ha caído en los encantos, el hombre la llevará fuera de la multitud y en dirección al río. Al llegar, la invitará a nadar junto a él y al acceder el hombre se convertirá en un delfín rosado, rey de las aguas del río, cuyas prendas no son más que animales transformados junto a él.

Cuando la joven empieza su nueva vida en el mundo acuático, empezará a perder la memoria y ha convertirse en un delfín rosado. De su piel saldrán miles de escamas brillantes. Cuando este proceso está listo, la joven estará casada y feliz con el bufeo y solo un chamán poderoso puede arrancarla del fondo del río con un ritual que requerirá mucha fuerza espiritual.

El chamán puede levantar el río como si se tratase de una sabana en la cama. Él puede observar lo que ocurre en el fondo, es entonces que al ubicar a la joven perdida puede entrar en su mente y romper el embrujo, logrando convencerla de que ha sido raptada y que es tiempo de volver con los suyos. Si la joven accede, deberá estar con el chamán durante dos semanas, tiempo en el que recuperará su forma humana y perderá aquel cuerpo de delfín que llevaba. La siguiente semana será usada para recuperar sus recuerdos y hacerla saber quien fue antes de su secuestro. Si todo esto se lleva a cabo correctamente entonces la joven no tendrá ningún problema al volver a casa.

La creencia en esta historia es tan fuerte que en muchos casos en la selva del Amazonas se dice que los hijos sin padre son herencia de los affaires llevados acabo por el delfín rosado.

3. Cuando el sol era un Perezoso

La leyenda dice que hace mucho, mucho tiempo, el sol era un oso perezoso. Este solía subir muy lentamente a lo alto del cielo para darle calor a la tierra, luego bajaba y la dejaba en la oscuridad y frío, era un capricho para él calentar y enfría diariamente al hombre que tan sólo esperaba un poco de luz para poder recoger sus alimentos y conseguir frutos mientras se calentaba con sus rayos.

Un día apareció otro sol cuyo origen era producto de la unión de la luna con una joven mujer. Aquellos dos soles bajaban y se bañaban en los ríos como peces alegres y la gente que tenía mucho frío intentaba atraparles para ponerlos de nuevo arriba y así tener calor. Estos dos eran escurridizos e imposibles de atrapar. Los pobladores no tuvieron otra opción que llamar a un chaman. Este decidió entrar en el río y sujetarlos de las piernas, luego los guardó en una bolsa y armó varias coronas con plumas de aves coloridas. Primero utilizó las plumas rojas del guacamayo y las entrelazó para formar la corona, se la puso al oso perezoso y este subió al cielo pero al llegar quemó los árboles y causó desastres en las aldeas.

Decidió entonces armar una corona con plumas amarillas que obtuvo de un periquito, volvió a subir el perezoso con la corona y nuevamente causó desgracia pero esta vez con frío. Entonces decidió pensar un poco más e intentar mezclar las plumas, agarró un poco de rojas, otro de amarillas y las entrelazó para formar un equilibrio perfecto. Al subir al cielo no causaron desgracia pero uno de los soles se fue más allá del cielo. No se supo más de este pero muchos pobladores dicen verlo en alucinaciones o en sueños, brillando tan fuerte como su compañero, desde lejos, vigilante y colorido.

4. Chullachaqui

El guardián de la selva, el cuidador de animales, vigilante de plantas en la Amazonía y terror de los cazadores que solo quieren traer horror, muerte y energías negativas a la zona. Su nombre proviene de dos palabras en Quechua, chulla y caqui, pie y corto, que se traduce entonces como el de los pies desiguales o pie pequeño.

Algunos dicen que es una especie de demonio pequeño que puede transformarse en un amigo o familiar para que así lo acompañes y te pierdas en lo más profundo de la selva, pero si presta atención a los detalles se podrá dar cuenta de su talón volteado hacia delante y de que su huella en la tierra no es de forma humana.

Aquellos que se den cuenta a tiempo de que se trata del chullachaqui, podrán dar vuelta y tratar de huir en sentido contrario o dándole la espalda a este demonio. Aquellos que no, les espera el horror, el sufrimiento de morir solos en agonía en lo más profundo de la selva amazónica, sin poder ser oídos al pedir auxilio.

En algunas ocasiones en los poblados y para el desfile de carnaval se suele ir en busca de un señor que tiene los pies desiguales, esto con el motivo de contratarle para los desfiles y festividades representando al chullacaqui. Es posible encontrarlo representado también como un ser con una pierna humana y la otra de un cabrito.

5. Los hermanos y la oropéndola

Esta historia cuenta que un día muy temprano dos hermanos deciden ir juntos a recolectar huevos en los nidos de oropéndola. Debido a que estas aves colocan sus nidos en lo más alto de un árbol, los hermanos deciden construir una escalera que sirva como apoyo para trepar los árboles y alcanzar las ramas más altas.

Sin sospechar que su hermano mayor quería a su mujer para él, el hermano menor sube a lo más alto de un árbol y salta a la rama más cercana. Al voltear observa a su hermano retirar rápidamente la escalera y huir deprisa para dejarlo abandonado a su suerte.

Al darse cuenta que la única forma de bajar era saltando y muy probablemente morir por el golpe, el hermano menor decide quedarse en el árbol por varios días esperando que su hermano vuelva, sin embargo, el hambre y frío empezaban a acabar con su vida.

Luego en su agonía observa que las oropéndolas llevaban alimento a sus crías en los nidos pero este no se atreve a entrar. De repente, una oropéndola muy joven se acerca y le dice: “Ven con nosotros, te guiaré a nuestro hogar”, el joven se sintió tan culpable puesto que al nido que se dirigían juntos era aquel que días atrás quería robar. Con mucho temor fue saltando de rama en rama mientras que la oropéndola lo guiaba. Al llegar al nido el joven muchacho se sintió tan tranquilo que no quiso marcharse y se convirtió en una oropéndola para el resto de su vida.